lunes, 15 de octubre de 2012

Lee, el genio.



Al día siguiente llegué temprano a mi casa luego del trabajo. Mi abuelo vive en un departamento frente al mío y desde mi cocina se ve su cuarto. Me asomé y vi que tenía la luz prendida…

Norberto, mi abuelo, es un tipo increíble. Hijo mayor de 5 hermanos de padres japoneses. Nació en Lima en el año 1930. Vivió y trabajó desde muy pequeño en la granja de su papá ubicada en la Av. La Paz en San Miguel. Me cuenta que realizaba viajes al centro de Lima, en el tranvía de la ciudad, llenando crucigramas de los periódicos de entonces. Llegaba al centro y compraba revistas de mecánica, política y claro, deportes. Poco tiempo después, se casó y tuvo a mi madre cuando apenas tenía 22 años. Su papá compra un terreno en la calle Leoncio Prado de Magdalena, frente al mercado; y es ahí, donde pasó los mejores años de su vida.

La familia abrió el restaurante “Zakimi” y todos los hermanos pusieron el hombro para sacar el negocio adelante. Le fue bien, muy bien en realidad. Era el lugar más concurrido del barrio de Magdalena; vendían desayunos, sándwichs de jamón, salchicha, el famoso “pan con jugo”, platos a la carta, entre otros. Siempre me cuenta que los canillitas que pasaban por el lugar, querían comprar el sándwich de salchicha pero nunca les alcanzaba el dinero. La madre de mi abuelo, generosa y visionaria, sacó en la carta el “pan con jugo”. No era más que el jugo de la salchicha con algunos trozos de la misma. Costaba lo que hoy serían 30 centavos. Fue un éxito, no sólo los canillitas lo compraban, todos querían el pan.

Por las noches el restaurante se convertía en una especie de bar y “Bruce Lee”, porque así llamaban los clientes a mi abuelo, era quien se amanecía administrando la tienda y velando porque ningún pasado de copas arme escándalos en el lugar. Él observaba todo. Si dos personas estaban discutiendo, Lee se acercaba, les ordenaba sentarse cada uno en una esquina diferente para que les pueda seguir vendiendo licor. En caso no acatasen la orden, se tenían que ir. Nunca hubo una sola pelea en el restaurant.

En aquella época, tener teléfono fijo era un lujo. Casi nadie y menos locales abiertos en la noche, los tenían. Los policías de la zona, cuando necesitaban reportar un asalto o un atraco, le pedían a Lee el teléfono para llamar a la comisaría del distrito. El restaurante era una sucursal de la comisaría.

En la época de Velasco, se restringió la distribución de cerveza en la capital. Eran muy pocos los locales que lograban conseguir licor para la venta; pero Lee era un genio. Luego de cerrar la tienda a las 3 de la mañana, ponía su despertador y se iba a descansar.

Eran las 5:45 de la mañana y él se despertaba cuál Samurai con el sonido del despertador. Se cambiaba, se subía a su Volkswagen Westfalia de 1960 y se iba rumbo a la fábrica Pilsen. Lee tenía un contacto dentro de la misma que le vendía todas las cajas que lograban entrar en la van. Ustedes dirán, ¿no habrá sido complicado y sospechoso, manejar una van llena de cajas de cervezas? ¿Ningún policía lo paro nunca? Astuto como ninguno, Lee cogía los cartones de cigarro que compraba para la tienda y los pegaba en las lunas de la van pareciendo un auto de la empresa tabacalera.

Hasta hace algunos años, Lee fue una persona totalmente nocturna. En la noche trabajaba en el restaurante y en el día solía dormir, siempre y cuando, no habría partido de fútbol en el Oratorio de Magdalena.

Jugaba de back central. Era muy aguerrido, no tenía la técnica de Julio Meléndez pero tenía el corazón enorme como Chumpitaz. Siempre jugaba con los amigos del barrio y, aunque incluso para mi es increíble, llegó a jugar con un palomilla que vivía cerca de su casa. Jugó con Roberto Challe, Héctor Bailetti y Ramón Mifflin 1.



Su pasión por el fútbol lo llevó a fundar su Club. Hinode se llamó. El equipo participaba en torneos de la colonia japonesa y, tanto Ramón, Hector y el palomilla de Roberto Challe, le rogaban para que los lleve a jugar los partidos. Lee llevó a jugar por Hinode a Mifflin y a Hector, a Challe nunca lo llevó porque no le gustaba. Me cuenta que era muy panudo, engreído y palomilla.

Era 1970 y Perú se había clasificado para el mundial de México. Lee y un grupo de 9 amigos enrumbaron en un viaje de en sueño. Estuvieron fuera del país un mes. Primero se fueron en busca de la selección en la ciudad de León, México. Fueron al hotel de la selección y como Lee, conocía a Mifflin y a Challe, lo recibieron todos. Le regalaron una camiseta y compartieron momentos inolvidables. Vieron el Perú – Bulgaria que ganamos 3 a 2, el Perú 3 – Marruecos 0, se asustaron con la noticia del terremoto en Yungay y finalmente, vieron el Brasil 4, Perú 2. Luego tomaron un avión y se fueron a Japón, luego a China, Taiwan, y finalmente volvieron al Perú.

...me asomé y vi que tenía la luz prendida. Le hice señas para que me viera pero estaba concentrado leyendo algo. En eso levantó la cabeza y desesperadamente moví mis brazos para que me viera. Capté su atención y sonriendo me saludó. Le dije que venga para conversar.

Le abrí la puerta y conversamos. Le pregunté qué había pasado con el golpe que se hizo en la cabeza el otro día caminando por la avenida Abancay. Le dije que por favor avisara a dónde se estaba yendo antes de irse a caminar. Me dijo que no me preocupara, que estaba bien. Me preguntó si tenía algo para tomar. Le dije que sí y le serví un vaso con emoliente. Nos sentamos, le contaba sobre mi día, Lee sólo me escuchaba sonriendo mientras tomaba su refresco.

De pronto se agachó, cogió su maletín y sacó el periódico del día. Le dio vuelta, sacó un lapicero de su casaca, se puso sus lentes y empezó a llenar el crucigrama.




1. Leer las primeras dos oraciones de: "Del Oratorio al Cosmos"

8 comentarios:

Nuria dijo...

El Genio! que buen post! deberiamos hacer un libro que hable solo del genio y sus aventuras! habla! :)

Mavi dijo...

Que lindo André. Seguro que hay muchas historias de Lee que me encantaría leer. Te pasaste de bueno. Besos

Pollo Broaster dijo...

André me encantó esta entrada, me recordó a mi abuelo... Espero con ansias tu siguiente post! Un fuerte abrazo!

Anónimo dijo...

Que bueno conocer más de tu abuelo. Ojalá nos sigas contando más de él.

anónimo. dijo...

Muy interesante...Me encanta la foto.

Natsumi Fukuhara Salazar dijo...

Que bonito, que orgullo saber que llevas su sangre :)

kony dijo...

ese señor me parece haberlo visto en algun lado...

Barça dijo...

Es maravilloso lo que as hecho con que sutileza as descrito a este gran hombre , cada pasaje que narras son vivencias reales ,

Eres un orgullo para mi .